Debo reconocer que aún están activos en mí algunos aspectos que me hacen resistir los cambios. Son sutiles, pero están. El miedo al cambio, el miedo a lo desconocido, la necesidad de querer controlar y supervisarlo todo, es decir, básicamente el no confiar al % 100 en el sostén amoroso del Universo que siempre actúa para mimayor bien divino.
Si sólo pudiéramos acompañar con plena confianza esos cambios, sin prejuzgar o desconfiar de lo nuevo.
El tema es que ante lo nuevo inconscientemente se nos activan los miedos, y esos miedos comienzan a enviarnos información errónea (que nuestra mente se la cree y la toma como verdad) y ahí comienza la resistencia al cambio y el sufrimiento.
Les propongo soltar esos miedos:
Lo que haré (o intentaré hacer) es confiar en que lo que vendrá será lo más perfecto que tenga que experimentar para mi mayor bien y continuar así mi camino de evolución.
Si son experiencias que mi menta tildará de “buenas” las disfrutaré; si son experiencias que mi mente tildará de “desafíos” los trascenderé y aprenderé de ellos (y luego seguramente termine armando un taller en base a ello para el día de mañana poder ayudar a quienes estén pasando por lo mismo).
Afirmación para estos días: “Hoy confío en la Vida y en Mí. Acepto lo que es, doy la bienvenida al cambio y a lo nuevo con facilidad y alegría. Me animo a experimentar sin miedo ni resistencias las nuevas energías y situaciones que esté lista para integrar, para así iluminarme y evolucionar”.
Bendiciones,
María Laura.