Aquí les dejo 5 actitudes a tener en cuenta en el proceso de co-creación de una meta, anhelo o proyecto. Para practicar hoy, mañana y/o pasado:
1º CREER QUE LO MERECES, sentirse merecedor de vivir aquello que queremos. Decirle en voz alta al Universo, a la Divinidad, al Cielo y a Ti mismo que lo mereces. El Universo responde a la vibración que estás emitiendo. No sirve prender velas pidiéndole a algún ángel o santo que nos conceda aquello que anhelamos si no cambiamos la vibración interna que lo está impidiendo.
Me llevó muchos años de estudiar y hacer rituales de todo tipo pidiendo cosas, hasta que entendí que más que prender velas y programar cristales, lo único que tenía que hacer es generar una vibración interna de merecimiento, sentirme merecedora con cada célula de mi ser de vivir aquello que anhelaba. Para desprogramar los patrones limitantes no alcanza con sólo repetir “lo merezco”, sino que es necesario realmente sentirlo, decretarlo y crearlo.
2º BENDECIR TODAS LAS SITUACIONES QUE VEAS EN EL MUNDO EXTERIOR QUE REPRESENTEN LO QUE DESEAS. Ejemplo: si deseas una relación de pareja, la próxima vez que veas una feliz parejita de la mano, bendícelos internamente diciendo “los bendigo con amor y luz”. Si deseas un ascenso profesional y te enteras que se lo dan a un compañero de trabajo, bendícelo con amor y luz.
Poder hacer esto auténticamente y de corazón parece todo un desafío. El tema es que cuando vemos algo en el mundo exterior que representa lo que deseamos es normal que se active en nosotros algún tipo de “movilización interna”. En la mayoría de los casos no llega a ser envidia, sino simplemente una movilización emocional.
Entonces, al bendecir con amor y luz esas situaciones evitamos que esa sensación se termine convirtiendo en energía tóxica o envidia, y en cambio la transformamos en una linda y benéfica energía que hace de combustible para alimentar la materialización del deseo o meta que queremos cumplir.
Y sumado a todo esto, esa parejita o compañero de trabajo del ejemplo anterior, terminan recibiendo un poco de luz, amor y bendición de tu parte sin tener idea de que tuvieron la suerte de cruzarse contigo (una persona con conciencia espiritual tratando de sanarse y evolucionar), en lugar de alguien que aún no puede salir de la victimización y de la queja.
3º AGRADECER DE ANTEMANO EL CUMPLIMIENTO DE ESE DESEO, sabiendo que en algún plano ya es realidad. Por ejemplo decir en voz alta varias veces: “Gracias por mi sanación” o “Gracias por mi amorosa relación de pareja” o “gracias por mi abundancia”, etc.
Y también sentir Gratitud Consciente por todo lo bueno que ya tienes (por tus bienes materiales, por el amor de tus seres queridos, etc.). A la noche antes de dormirte repasar lo que te sucedió durante el día y elegir por lo menos una cosa que agradecer.
4º VISUALIZARSE VIVIENDO ESE DESEO como si ya se hubiese cumplido. Sostén por unos minutos la imagen mental de ti mismo logrando concretar esa meta, y trata de sentir o de generar en tu cuerpo y en tus emociones la alegría o satisfacción por haberla cumplido.
5º CONFIANZA EN QUE SE HARA REALIDAD EN EL MOMENTO MAS PERFECTO PARA TU MAYOR BIEN DIVINO, en concordancia con tu plan evolutivo y libre albedrío.
Y este punto debo confesar que fue el que más me costó de todos … mi mente controladora se resistía a considerar que en algún punto, luego de haber hecho todo lo que estaba a mi alcance, sólo tenía que soltarme y confiar, sin hacer más que eso: soltar la tensión y confiar.
La consciente y voluntaria decisión de tener fe en la Guía Divina es una bendición. No se trata de una actitud de resignación. La confianza se debe a la convicción de que todo lo que nos sucede es una oportunidad de aprendizaje y evolución. Nos hace dirigir la mirada hacia el interior de nosotros mismos, sobre todo cuando las cosas no funcionan como desearíamos, y confiar en que estamos siendo guiados, que todo el Universo nos cuida y conspira a nuestro favor.
En los momentos en que realmente podía conectarme con esa confianza se activaba en mí una sensación de absoluta paz interior y alegría.
Bendiciones,
María Laura,