Ya sabemos que está bueno salir de la conciencia de víctima para darnos cuenta que somos responsables y creadores de nuestra realidad, que todo lo que nos sucede fue magnetizado y creado por nosotros a niveles del alma para nuestra evolución. Pero igual de importante es salir de la postura de “salvador”, que estoy segura que muchos de los que están leyendo esto les va a resonar.
En este tiempo hemos hecho nuestro trabajo interno que nos permite sacarnos enseguida de la posición de víctima cuando sucede algo que no nos gusta, o permanecer allí lo menos posible, para luego empoderarnos y buscar ver cuál es el aprendizaje detrás de la situación.
Pero el nuevo desafío del que hoy quiero escribir es la tendencia a cargarnos al hombro la sanación, bienestar, e incluso evolución espiritual de nuestros seres queridos.
Esta es una sutil forma de soberbia.
Hay una “pirámide kármica” de la cual hablan muchos maestros: víctima, victimario y salvador. Todas ellas son posturas kármicas que impiden la evolución y nos mantienen en bucles de sufrimiento. Cabe aclarar que la postura de salvador es tan mala como la de las otras dos, porque se agarra el karma de la supuesta víctima y encima le impide su evolución.
Todas las personas tienen el derecho divino de guiar su vida como les plazca. Aprenderán de sus errores por sí mismos. Dejalos ser, nadie te pertenece.
Esto no significa no brindar tu ayuda a quien lo pide, sino más bien ver desde qué postura interna brindo esa ayuda.
Creo que la mejor forma es desde el amor, desapego y respetándoles el libre albedrío que tienen para elegir cómo quieren transitar su vida.
Mi portada de facebook dice “Limítate a iluminar porque es tu luz la que invita al otro a cambiar”.
Somos faros de luz. El faro hace de guía y referente para mostrar la orilla. Y en plena tormenta, el faro no se mete en el barco, corre al capitán y se pone a timonear. Sólo muestra con su luz a dónde está la orilla.
Entonces, ¿te enoja que ese familiar no vaya a terapia, que coma mal, que no lea el libro de autoayuda que le regalaste? Que no se deje ayudar?
Te lo pregunto bien: ¿Quién sos vos para decretar que se tiene que sanar, en x tiempo, con esa terapia, o en definitiva que tiene que hacer algo diferente a lo que está haciendo?
No sabes qué necesita esa persona para evolucionar, no sabés si a nivel del alma es perfecto y correcto que transite alguna dificultad.
Lo que vos crees que tiene que hacer para sanarse o estar mejor es sólo tu mirada, que puede no estar alineada con La Verdad Universal.
Y si apenas estás descubriendo qué es lo que vos mismo tenés que transitar, con qué autoridad podés opinar sobre lo que el otro tiene que sanar… si es que tiene algo que sanar.
Otra vez, ¿estás preocupado por alguien que no ves bien y lo quieres ayudar? Ofrecele toda la ayuda que se te ocurra pero desde el amor, desapego y libertad. Honrando la forma en la que esa persona está eligiendo transitar su vida.
Y este mundo es tan paradójico que suele pasar que una vez que nos relajamos y dejamos ser al otro desde este lugar de luz y humildad, el otro empieza a cambiar.
Bendiciones,
María Laura.